Marcus Bleasdale ha esgrimido su obra fotográfica para provocar un cambio en la toma de decisiones entre políticos y líderes con el poder de hacerlo, con el fin de que opten por generar políticas
públicas más humanitarias, por el cese de las condiciones de explotación, que hacen de seres humanos concretos el blanco de la voracidad mercantilista y la crueldad en el continente
africano.
Por eso Bleasdale se convirtió en el artista invitado de honor a la V Edición del Festival Internacional de la Imagen (FINI 2015) que bajo la bandera temática de la Justicia Social atrajo la
atención y la colaboración de artistas que, como él, han logrado que su trabajo trascienda las páginas de diarios, revistas y periódicos para volverse acciones firmes contra los explotadores y
traficantes de minerales que instigan guerras intestinas, provocan que niños pierdan su infancia portando armas y que los minerales extraídos salgan al mercado mundial manchados de sangre por la
rapacidad que los compradores de minerales utilizados para la joyería y para artículos de computación y telefonía. Además, dejan regiones asoladas por el hambre y la ignorancia.
Al inaugurar la exposición y la ceremonia de Reconocimiento al fotógrafo irlandés, Gonzalo Villegas de la Concha, el director del Instituto de Artes (IA) de la Universidad Autónoma del Estado de
Hidalgo (UAEH), México, pronunció un severo y agudo discurso sobre la inexistente Justicia Social en nuestro país desde tiempos en que los ingleses socavaron las minas y riqueza
hidalguenses.
En Casa Grande, instalación dedicada al arte de la UAEH, Villegas de la Concha felicitó al artista, no sin antes recordar en su discurso de bienvenida, cómo los británicos se asentaron en 1824 en
el Mineral del Monte para ejercer la explotación minera: “Me he referido al maestro Marcus porque he tenido la oportunidad de admirar su obra: hoy estamos viviendo en nombre de la globalidad y la
modernidad un modelo de acumulación orientado principalmente hacia los capitales transnacionales y al capital financiero nacional, lo cual aunado a las medidas de control y ajuste del gasto
social así como a la injusticia de la distribución de la riqueza y del ingreso, generan la imposibilidad de un bienestar social ante un deterioro cotidiano de las condiciones y niveles de vida de
millones de seres humanos, dando como resultado la profundización de las desigualdades económicas y sociales y la casi imposible justicia social.